Lluís Ràfols: "Empezar desde abajo me ha ayudado a aprender el oficio"

Entrevista a Lluís Ràfols, de Ràfols Fruits

¿Qué hace un estudiante de hostelería trabajando de vendedor en el Mercado?
Mientras estudiaba hostelería, con 17 años, ya venía los veranos a echar una mano en la empresa. Y, como me gustaba este mundo, cuando acabé los estudios, me quedé.

Y, ¿por dónde empezaste?
De mozo en la parada. Esto me vino muy bien, porque yo llegué aquí sin tener demasiada idea de cómo funcionaba el negocio, ni de los productos. Empezar desde abajo me permitió conocer el género, su maduración, los orígenes, etc.

¿Cómo hiciste el salto de mozo a vendedor?
No fue automático. Cuando estaba de mozo, aprovechaba el rato en el que mi tía -que se encarga del puesto de la nave B– iba a comer para ponerme a atender a los clientes. No sabía ni los precios ni cómo hacerlo, así que sólo apuntaba los pedidos. Pero esta experiencia me sirvió para aprender y coger confianza.

¿Y cuándo debutaste en solitario?
Hará un año. Mi padre me propuso avanzar en la empresa, poniéndome como uno de los vendedores de los puestos que tenemos en la nave G. Acepté el reto.

¿Cómo fue el primer día?
Fue bastante complicado. Aquí si no estás al 100% ‘te enganchan’ rápido. Y yo pagué mía falta de experiencia. Tenía que vender unos fresones y al decir el precio al cliente, dudé. El comprador aprovechó mi indecisión y cuando tocó pagar me gritó diciéndome que no era el precio que había dicho en un principio.

Supongo que ahora ya se te da mejor...
¡Mi padre dice que sí! (risas). Vender es más difícil del que parece. Debes conocer la psicología del cliente. Y, sobre todo, debes saber cómo es tu cliente. Es decir, cosas como por ejemplo, el barrio en el que tiene la frutería, qué tipología de cliente le compra, qué productos necesita... Con todo esto ya te puedes hacer una idea de qué productos le puedes vender y cuáles no.

Es todo un arte...
Sí, además, muchos clientes te vienen a comprar con una lista. Te dicen quiero ésto y lo otro. Una vez acaban, aquí has de entrar tú a hacer la venta y decirles: mira, tengo estas manzanas que están bien de precio o llévate estos melocotones que son de buena calidad... ¡Ésto es lo realmente complicado!

En este año, ¿te has hecho una clientela fija?
Sí, tengo unos veinte clientes fijos que vienen cada día y, de estos, una parte importante son inmigrantes.

¿Cómo es este cliente de la inmigración?
Son clientes que les cuesta comprender la dinámica del Mercado. Por ejemplo, porque un producto un día tiene un precio bajo y, al día siguiente, sube. Ya les puedes explicar que es por qué hay demasiada oferta o por qué la calidad de aquel producto es más alta o más baja... No lo ven claro. Esto les hace ser muy desconfiados y debes saber como ganarte su confianza.

¿Has hecho algún tipo de formación para tener más herramientas y seguir avanzando dentro de la empresa?
Cuando empecé a trabajar en la empresa hice algunos de los cursos que ofrece el Área de Formación de Mercabarna, como el de carretilleros y el de manipulador de alimentos. Pero tengo muy claro que si quiero aspirar a algo más que vender en el pasillo, debo prepararme y estudiar. Ahora estoy mejorando mi inglés.

¿Cómo te ves en el futuro dentro del Mercado?
Aquí veo buenas perspectivas, así que mi aspiración es convertirme, algún día, en gerente de la empresa. Sin embargo, aún soy joven y tengo que aprender muchas cosas.